Los amantes del dulce saben (sabemos) que no hay nada que nos haga más felices, hablando de placeres terrenales, que dar con esa oportunidad furtiva de degustar algún dulce que no esperábamos. Por ejemplo cuando ese compañero de trabajo se jubila y para celebrar su último día como es debido decide acercarse a la oficina con una caja de rosquillas variadas dándole la mano. Le vemos entrar y se nos iluminan los ojos. Por ese compañero que acaba una etapa para empezar otra, sí, en parte, pero ¿para qué negarlo? porque ya estamos salivando como chuchos ante la salchicha prometida.
Por eso los amantes del dulce sabemos que para otro entusiasta del dulce no hay regalo que le pueda hacer más ilusión que, de repente y sin avisar, nos presentemos en su casa con una tarta. Es un puntazo que nos podemos marcar. Y el éxito está asegurado. A esa persona le van a brillar los ojitos más que si le dijéramos que le acaba de tocar la lotería. Porque el décimo de la lotería no se lo puede comer. La tarta que le traemos sí, y la va a degustar con la ilusión de un niño (en tienda de golosinas, ¿por ejemplo?). Pues eso, que regalar una tarta a alguien es siempre una atención que será bienvenida.
Nos podemos marcar un punto extra si encima la tarta es casera y hemos dedicado nuestro buen tiempo a mezclar harina, mantequilla huevos y azúcar en la dosis justa para hacer esa receta imperecedera que lleva generaciones en la familia y que tantas tardes alegra cuando se le da el tiempo justo de cocción. Se mire como se mire, es un detallazo.
Y lo que puntúa para combo es que además de trabajarte la elaboración hagas lo propio con la presentación. Porque si ves cualquier de cocina, si justo ahora te enganchas a MasterChef o si llevas toda la vida pendiente de la cocina catódica… la presentación de los alimentos es una parte esencial en todo plato, dulce o salado. Por eso un buen consejo es que pienses mucho cómo vas a llevar esa tarta. ¿Bandeja de horno y trapo en mano? Bueno, diríase que va a deslucir bastante lo que has preparado, ¿no? Desde este post apostamos por las cajas para tarta, como las que SelfPackaging pone en el mercado.
Si navegas un poco la web de esta tienda online especializada en hacer verdaderas obras de arte partiendo del humilde cartón, verás que ganas en impacto visual e, importante también, transportar la tarta se va a convertir en algo mucho más sencillo. Después de todo apostamos a que no querrás que las horas invertidas en la cocina den de bruces contra el frío suelo por una mala maniobra en la logística, ¿no es cierto? Por suerte las cajas para tarta están aquí para hacerte la vida más fácil y más bonita y sobre todo para impresionar del todo a esa persona a la que vas a regalar una hermosa tarta.
En SelfPackaging hacen cajas para tarta de todos los tamaños, colores y formas y ¡todas son tan bonitas! Elige la tuya, compra cómodamente online y preséntate en la puerta de casa de esa persona con tu tarta casera envuelta en la caja más cuqui de todo el mercado. El regalo va a ser un detallazo y seguro que podéis compartir juntos esa pasión por el dulce. Y no es por sugerir usos… pero siempre se ha dicho que la cocina es una muy buena carta de presentación si quieres llegar algo más lejos con alguien. ¿Aún no has elegido tu caja para tarta? Porque podría ser tu aval para algo muy dulce…